Es interesante cómo nos pasamos todos los días de la vida despidiéndonos, diciendo y oyendo decir hasta mañana y, fatalmente, en uno de esos días, el que fue último para alguien, o ya no estamos nosotros que lo habíamos dicho. Veremos si en este hasta mañana de hoy, al que también solemos llamar día siguiente, encontrándose el alcalde y su conductor particular un vez más, serán capaces ellos de comprender hasta qué punto es extraordinario, hasta qué punto fue casi un milagro haber dicho hasta mañana y ver que se cumplió como certeza lo que no había sido nada más que una problemática posibilidad.
[Ensayo sobre la lucidez, José Saramago]
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